miércoles, 8 de julio de 2009

MERINO: LA ENORME FORTUNA DE UN CACIQUE

Merino llegó a amasar rápidamente una enorme fortuna, una parte de la cual –al terminar su gestión- pudo llevársela a los Estados Unidos, dejando otra buena parte en manos de sus aliados, voceros, sirvientes y lacayos.

Una minuciosa investigación periodística de la época, llevada a cabo por el reportero Antonio Caram (“Vida, milagros y tropelías de JJ. Merino”, en Revista Protesta, México, D.F., núm. 1, de 7 de noviembre de 1958, p. 13), reveló que la riqueza de Merino era fantástica. El modesto ingeniero topógrafo se convirtió, en apenas 14 años, en todo un potentado:
“Nos enteramos, posteriormente, de las propiedades y negocios del ingeniero Merino. Cuando menos de algunos de ellos. Por principio de cuentas, tiene cerca de veinte millones de dólares (de los de aquella época) depositado en varios bancos de los Estados Unidos y es, o propietario o accionista, de los siguientes negocios: el hotel Poza Rica (con un valor aproximado de tres millones de pesos y que se construyó con materiales y trabajadores de PEMEX); la pasteurizadota Huasteca de la que es socio el alemán Gualterio Adams (por cierto: Merino no permite que nadie de afuera introduzca leche en Poza Rica, por lo que sus habitantes se ven obligados a consumir leche de la pasteurizadora); dos agencias de automóviles; dos embotelladoras; los colegios Motolinia y Tepeyac; dos líneas de autobuses; el estacionamiento Continental; las radiodifusoras Tropicana y XEPR; el banco de Tuxpan; veinte autobuses de transporte escolar; un colegio particular en Huachinango y otro en Pachuca; cuatro automóviles de lujo; el fraccionamiento Jardines de Poza Rica; las colonias Veinte de Noviembre y Aviación; tres avionetas y un avión tipo caza y varias fincas diseminadas por toda la ciudad. Estas propiedades valen más de cien millones de pesos.

Aquí cabe hacer una pequeña cuenta: Merino tiene 20 años de vivir en Poza Rica. Vamos a suponer que en esos años ganó un sueldo de siete mil pesos mensuales y suponemos también que ahorró íntegro su sueldo. Merino debía tener, actualmente (l958), un millón seiscientos ochenta mil pesos”.

Las cuentas no le podían cuadrar al ingeniero Merino. Pero eso importaba bien poco, ya que él formaba parte de uno de los más poderosos grupos de poder político en el país. Grupo que era encabezado por el presidenciable Antonio J. Bermúdez. Si éste hubiera llegado al poder, en 1958, Merino no solo no hubiese caído, sino que casi seguramente habría acrecentado su poderío. Quien sabe, posiblemente hubiera despachado, en los siguientes años, desde la oficina de la Dirección General de PEMEX, en la ciudad de México.






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